.

viernes, 19 de marzo de 2010

HAITÍ : En el fútbol, un rayo de esperanza

Leslie Josephs
18/03/2010

Emotiva presencia de equipo de fútbol femenino haitiano sub-17 en campeonato regional.

El fútbol es más que un juego para las integrantes de la selección nacional haitiana sub-17.

Jugadoras haitianas contienen las lágrimas en torneo eliminatorio al mundial de fútbol femenino sub-17. (Foto: Leslie Josephs).


Las 20 jugadoras que conforman el equipo se quedaron sin hogar luego del terremoto de 7º que devastó Haití el 12 de enero.
Las adolescentes viven en instalaciones provisionales cerca del estadio de Port-au-Prince, la capital, donde para ellas el fútbol pasó de ser un deporte a convertirse en su hogar, y el equipo en su familia.
Menos de dos meses después del terremoto que mató más de 220,000 personas, la selección, debatiéndose entre la pérdida y la depresión, partió para el torneo eliminatorio de fútbol femenino sub-17, organizado por la Confederación de Fútbol Asociación de Norte, Centroamérica y el Caribe (CONCACAF por sus siglas en inglés), en Alajuela, Costa Rica, dándoles a sus compatriotas una pequeña señal de esperanza y recuperación luego de la muerte y la destrucción.
Desafíos dentro y fuera de la cancha
El equipo se encontraba entrenando en el estadio de Port-au-Prince cuando sobrevino el terremoto poco después de las 5 p.m. Las chicas durmieron en el estadio y al día siguiente salieron a buscar a sus familias.
“Caminaron seis o siete horas hasta sus casas”, dijo Georgelie Berry, vicepresidenta de la Federación Haitiana de Fútbol, al lado de la cancha donde el equipo practicaba. Muchas jugadoras viven en las provincias fuera de Port-au-Prince.
Para ellas, el trauma todavía está vívido.
“Antes del terremoto, el equipo era fuerte. Ha habido muchos problemas”, precisó Berry. “Ninguna de ellas tiene casa. Luego del terremoto dijeron que no se sentían bien, que les dolía la cabeza. Estaban pensando en sus familias. Pero estamos aquí para ganar”.
Pero casi todas las integrantes del equipo se presentaron en la cancha el 10 de marzo, para el partido inaugural del campeonato que daría plazas para la Copa Mundial Femenina Sub-17 en Trinidad y Tobago en setiembre próximo. Madeline Delice, de 16 años, no pudo. Su madre y su padre murieron en el terremoto, y según Berry no ha podido jugar. Delice, arquera, peinada con pequeñas trenzas que llegan hasta la mitad de sus mejillas, se sentó en la banca, al lado de la cancha, con una pequeña bandera haitiana para ver a sus compañeras abrir el torneo en un difícil partido contra EEUU.
“Lloraban antes, durante y después del entrenamiento. Podían llorar, llorar y llorar”, dijo el entrenador del equipo haitiano James Morisset. “Estábamos obligados a venir y hacer lo mejor que podíamos para hacer sonreír al pueblo haitiano”.
La selección de EEUU, la favorita de las ocho competidoras, venció 9-0. Cuando terminó el partido, la arquera haitiana Alexandra Bell se desplomó en la cancha llorando. Varias jugadoras estadunidenses se le acercaron y la abrazaron.
“Luego del partido vi que algunas de las chicas estaban llorando un poco”, dijo el entrenador del equipo estadunidense, Kazbek Tambi. “Por un lado ellas habían venido a jugar buen fútbol y a ganar, y por el otro, el hecho de que estábamos jugando contra Haití y las derrotamos por goleada dio un poco de pena hasta dentro de nuestro grupo, porque eran nuestras primeras adversarias”.
Luego del partido frente a EEUU, los asistentes al estadio, incluyendo el equipo de las Islas Caimán, que más tarde derrotó a Haití por 1-0, sellando su eliminación de la Copa Mundial Femenina Sub-17, gritaron “¡Hai-tí! ¡Hai-tí! ¡Hai-tí!”. El fracaso en el torneo no había llegado a eclipsar la señal que su presencia mostró a los haitianos y sus vecinos. —Noticias Aliadas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario